La
bioestadística es una habilidad esencial para todo investigador de salud
pública porque proporciona un conjunto de métodos precisos para extraer
conclusiones significativas de los datos. Es frecuente, especialmente en el
campo de la salud, que un profesional en ejercicio de su actividad se detenga
en un fenómeno que lo hace pensar que el grupo al que está observando tiene un
comportamiento especial respecto a una determinada variable.
Así,
por ejemplo, un kinesiólogo puede pensar que los pacientes sometidos a una
secuencia especial de ejercicios demoran menos en recuperar la función muscular
que aquellos tratados con el método tradicional. A un médico psiquiatra
radicado en Punta Arenas le puede parecer que los suicidios adolescentes son
más frecuentes en su región. Un profesional de la nutrición puede creer que los
pacientes con problemas de absorción intestinal responden mejor a una
alimentación con verduras que con carnes. El director de salud de un municipio
puede pensar que su consultorio tiene mejor resolución de problemas complejos
que el consultorio del municipio vecino. Detrás de todas estas situaciones se
esconde una hipótesis que espera para ser verificada.
Una
hipótesis se define como una afirmación transitoria que debe ser sometida a
prueba. La inferencia estadística propone un procedimiento para llevar a cabo
la prueba de las hipótesis. Propone, primero, enunciarlas formalmente y luego
contrastarlas con la evidencia de los datos. Son los datos, entonces, con su
coro de características, los que dirán si una hipótesis es falsa o verdadera.
Este procedimiento se realiza considerando a los parámetros, que ya sabemos
corresponden al universo, como los objetos para los cuales se enuncian las
hipótesis.
Dicho
de otro modo, una hipótesis se enuncia para una característica del universo o
población y se origina en la observación del comportamiento de la misma
característica en un grupo restringido o muestra. El método de las pruebas de
hipótesis consiste fundamentalmente en establecer la probabilidad de que sea
consecuencia del azar la diferencia existente entre dos cantidades. Se pueden
distinguir dos situaciones:
a)
Diferencia entre un valor muestral y un valor poblacional, o valor teórico.
b)
Diferencia entre dos o más valores muéstrales.
En
el caso a se tratará de evaluar la diferencia entre un valor obtenido en la
muestra y un valor correspondiente en el universo, y en el caso b se evaluará
la diferencia entre dos valores provenientes de dos muestras. Los valores que
se comparen, ya sean de la muestra o del universo, pueden ser promedios,
porcentajes u otros. En general, lo que
hace una prueba estadística es evaluar la diferencia entre dos o más valores.
Respecto de esta diferencia se elabora una hipótesis previa y se plantea
formalmente en términos estadísticos.
Estadístico
de prueba
Para
realizar tan delicada operación debemos utilizar el instrumento apropiado: le
llamaremos estadístico de prueba, el que podremos calcular con los datos de
nuestra muestra. Luego buscaremos la probabilidad de ocurrencia del valor
calculado en la tabla correspondiente (Normal, t de student u otra) y a la luz
de la probabilidad obtenida tomaremos una decisión respecto de nuestra
hipótesis. La hipótesis constituye el eje central de la investigación y
consiste en suponer un aspecto que se acepta en forma transitoria, para
positivamente extraer una conclusión de ella. La investigación está dirigida,
preferentemente, a un área acotada de la ciencia a investigar.
Las
hipótesis de investigación pueden ser:
a) Explicativas:
Explican la posible causa de un hecho.
b) Predictivas:
Plantean el posible efecto o consecuencia de un hecho.
c) Comparativas:
Contrastan resultados o características de grupos en diferentes condiciones.
d) Correlaciónales:
Suponen una posible relación estadística entre variables cuantitativas.
e) Descriptivas:
Indican una probable relación no causal entre variables cuantitativas.
Tipos
de errores.
Error
tipo I. La probabilidad de rechazar la hipótesis nula cuando en realidad es
verdadera y es la “p”, por lo es un riesgo que asume el investigador de
equivocarse al rechazar la hipótesis nula, cuando en realidad es cierta. Este
riesgo se establece normalmente en 0.05 ó 0.01 Por lo tanto “p” no es un indicador
de fuerza de la asociación ni de su importancia, sino una probabilidad.
Error
de tipo II. El error de tipo II consiste en aceptar la hipótesis nula cuando es
falsa y esto se conoce como el error de tipo II o Beta (β).
Ejemplo
de hipótesis y errores.
H0:
El nivel del sodio sérico en pacientes con tuberculosis miliar no difiere de la
población general.
H1:
El nivel del sodio sérico en pacientes con tuberculosis miliar difiere de la
población general.
Error
α: Probabilidad de decir que el Sodio sérico es diferente en los pacientes con
TBC miliar cuando en realidad son iguales.
Error
β: Probabilidad de decir que el Sodio sérico es igual en los pacientes con TBC
miliar cuando en realidad son diferentes.
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